El 26 de mayo estamos llamados a las urnas para votar en varias elecciones. En el caso de Cataluña, se celebrarán los comicios municipales y las elecciones europeas. Como es habitual en semanas de campaña electoral, tomar distancia con la actualidad política es difícil. Los partidos están situados en una lógica de confrontación y los medios de comunicación se van haciendo eco de las constantes acusaciones, reproches e incluso insultos que intercambian las diferentes fuerzas políticas.

Sin embargo, creo que es de vital importancia que, a pesar de la lógica mediática y marketiniana que se ha apoderado de la política, seamos capaces de distanciarnos y poner estas elecciones en contexto. A la hora de votar, es interesante pensar qué repercusión tienen estas elecciones a escala global: ¿en qué momento se celebran?, ¿cuáles son los temas clave de la campaña?, ¿cómo enmarcan los partidos los diferentes temas?

Este ejercicio, el de tomar cierta distancia y buscar el contexto, me parece una tarea incluso divertida. Como profesional de la comunicación en sentido amplio, suelo estar acostumbrado a tener que seguir de cerca los relatos que se van creando y desarrollando socialmente. Pongo un ejemplo improvisado: el caso de la victoria electoral del PSOE en todo el Estado.

El PSOE ciertamente ha ganado las elecciones con un margen que en el contexto político actual consideramos amplio, pero que hace unos años hubiese sido considerado una derrota. La mayor victoria de Sánchez ha sido imponer el relato al que nos podemos referir como “no tener nada que perder”. Los partidos, los medios de comunicación y la propia ciudadanía contribuyen a la construcción de estos relatos. En el caso de este en concreto, el PSOE se presenta como el partido que puede hacer lo que quiera. Es decir, parece que pueda elegir con quien pactar: con Ciudadanos para formar un gobierno de derechas o con Podemos y los partidos nacionalistas para formar un gobierno de izquierdas y plurinacional. Ante este relato, los partidos nacionalistas no tienen más remedio que apoyar al PSOE. Si no, estarían siendo cómplices de la creación de un frente de derechas en España. Lo que los partidos nacionalistas parecen no comprender es que esta no es “la” realidad, es “una” realidad. Los partidos nacionalistas podrían construir un relato alternativo. Por ejemplo, podrían unirse con Podemos para crear un bloque progresista y plurinacional que se materializara en una foto de los líderes de Podemos, ERC, PdCat, PNV, etc. pidiendo una España precisamente progresista y plurinacional. Si esta construcción siguiese reforzándose con apariciones mediáticas, algún que otro acto público y un par intervenciones coordinadas, se le podría dar la vuelta al relato que comentábamos anteriormente. Es decir, “la” realidad pasaría a ser que en España hay un bloque plurinacional y progresista muy fuerte al que el PSOE tiene que escuchar sí o sí y con el que tiene que pactar a cambio de medidas concretas. Desgraciadamente, esta aproximación más pausada y profunda de la política brilla por su ausencia en España.

De cara a las elecciones europeas del próximo 26 de mayo podríamos hacer un ejercicio similar. Me parece que la Unión Europea no recibe, en muchas ocasiones, la atención que merece por parte de la ciudadanía si tenemos en cuenta el impacto que tienen las políticas de la UE en nuestras vidas. Por ello, he decidido escoger estos comicios para plantearme el ejercicio al que me refería. ¿Cuáles son los relatos que marcan la agenda discursiva en Europa? ¿Qué temas debemos seguir de cerca y atender a los discursos que construirán los distintos partidos en torno a ellos?

 

A continuación, comentaré algunos de estos relatos y temas que escucharemos directa o indirectamente los próximos días.

Los viernes por el futuro

Es muy interesante la narrativa acerca de los Fridays For Future (FFF) que se está construyendo colectivamente por los jóvenes, sobre todo, de Europa. Observamos a grupos de jóvenes que se manifiestan cada viernes en sus ciudades por el planeta y para pedir acción política real para frenar el cambio climático (o calentamiento global, cómo se denominaba el fenómeno antes de que la derecha liberal enmarcara el problema con un término que les beneficiaba). La iniciativa fue comenzada por Greta Thunberg, una adolescente sueca de 15 años que se sentó delante del parlamento sueco durante tres semanas para protestar contra la falta de acción para frenar la crisis climática. A partir de aquí, se inició este movimiento potente y joven que pide un cambio real. Tal ha sido la repercusión que Greta Thunberg ha sido portada de la revista Time.

Vamos ahora un poco más allá, pongamos el tema en contexto. La acción de FFF es interesante y muy útil de por sí, pero si además le sumamos propuestas que ya han llegado a Europa como el Green New Deal que se han popularizado gracias a la izquierda del Partido Demócrata de EEUU y fenómenos como el de los vegan influencers estamos ante un movimiento cada vez más fuerte. Me explico, se combinan 3 realidades complementarias:

– Activismo y movilización: grupos de jóvenes que se manifiestan por toda Europa para pedir acción real contra la crisis climática

– Discurso político: un discurso político fuerte y compartido por la mayoría de partidos progresistas (en España ya se lo han apropiado el PSOE y Podemos) sobre las ventajas sociales y económicas de frenar la crisis climática.

– Discurso social: los vegan influencers que han hecho que comer menos carne y preocuparse por el medioambiente esté de moda. Puede parecer una frivolidad, pero no lo es. Una generación de influencers se está preocupando por utilizar las redes sociales para concienciar y generar debate y creo que esto es novedoso y positivo. En España son perfiles interesantes en este sentido el de Carlota Bruna, Álex Puértolas, Jonan Wiergo e incluso Jon Kortajarena. Además, estos influencers no se quedan solo en la reflexión sino que llaman a la movilización.

#MeToo

No me detendré a explicarlo porque creo que todas y todos hemos leído y escuchado hablar mucho del tema. A partir de la denuncia de acoso sexual en EEUU se construye todo un relato sobre la invisibilización del acoso sexual en el trabajo, la brecha salarial, los techos de cristal y los suelos de barro. En definitiva, se construye un discurso feminista que a pesar de acercarse a visiones más liberales consigue que, por primera vez, el discurso feminista sea transversal y que la mayoría de inquietudes políticas empiecen a hablar de feminismo.

¿Volver a las raíces de Europa?

Este relato aún no se ha extendido del todo pero cada vez son más las voces que llaman a volver a las raíces europeas: a la cultura y al humanismo. De cara a estas elecciones y a los años que vienen creo que puede ser un discurso que se vaya consolidando. Hablamos de rechazar el modelo basado en la productividad y el beneficio económico impuesto por el neoliberalismo pilotado hasta ahora por EEUU y pasar a un discurso que hable de humanismo y de bienestar social. Soy consciente de lo difícil que será conseguir que esta visión se imponga pero creo que debemos intentarlo. Voces que beben de la filosofía o visiones más prácticas como la de Francisco Polo, que propone un modelo de nación digital opuesto al de Silicon Valley, son positivas y necesarias.

Este mismo ejercicio, lo podríamos hacer con otros temas como la regulación de la tecnología y la presión que tienen las big tech en Europa, no solo fiscal sino para llevar sus modelos de negocio a una sostenibilidad que no pase por explotar nuestros datos personales. También sería interesante pensar en el relato que Steve Bannon está construyendo con los partidos nacionalistas de extrema derecha por toda la UE o para entender por qué se produjo el Brexit.

En un mundo de relatos emergentes y convergentes, una de las soluciones para la crisis social, económica, política y de identidad de Europa pasará por seguir construyendo un relato común que sea lo suficientemente atractivo como para poder volver a conectar con una idea de Europa progresista, social y diversa.


Alejandro Suárez Domínguez, professional de la comunicació i el màrketing des del seu estudi especialitzat en estratègia. És membre de deba-t des de maig del 2016.