Alex Torres

Decía el escritor y economista español José Luis Sampedro que “Hay dos clases de economistas: los que quieren hacer más ricos a los ricos, y los que queremos hacer menos pobres a los pobres.” A menudo tendemos a pensar que la economía tan solo debe dedicarse a entender las sociedades e interacciones humanas, mientras olvidamos que también debe permitirnos cambiar y mejorar esas mismas sociedades.

Y entre los distintos retos a los que se enfrentan nuestras sociedades, uno que a menudo se sucede y del que se habla mucho, pero que es poco entendido es la inflación. Actualmente, estamos viviendo uno de los mayores periodos inflacionarios de nuestra historia reciente, pero ¿Qué es realmente la inflación? ¿Cuáles son sus causas, y cómo podemos solucionarla?

Tendemos a pensar que la economía tan solo debe dedicarse a entender las sociedades e interacciones humanas, y olvidamos que también debe permitirnos cambiar y mejorar esas mismas sociedades.

La inflación es el aumento general y sostenido de los precios por un periodo determinado de tiempo[1]. La inflación en sí misma no es perjudicial, y el propio Banco Central Europeo, así como la mayoría de los bancos centrales del mundo, tratan de asegurar un nivel estable de inflación en el tiempo (en el caso del BCE, un 2% anual), siendo de hecho el mantenimiento de este nivel de inflación su principal misión[2]. El problema llega cuando el nivel de inflación supera este umbral del 2%, especialmente cuando llega a niveles muy elevados.

No obstante, ¿Qué causa este aumento de los precios? Primero, debemos entender cómo se calcula. Existen diversos métodos, pero el más habitual es el uso del Índice de Precios de consumo (IPC), el cual es una cesta de determinados bienes de los cuales se obtiene la variación anual de precios[3]. En función del tipo de bienes que incluimos en esta cesta, podemos alterar la variación efectiva de precios. Por ejemplo, en los Estados Unidos, en el periodo de 1960 a 2021 la inflación ha aumentado en una media del 3.8%[4]. No obstante, si nos centramos únicamente en el precio del alquiler, el aumento ha sido del 64% en el mismo periodo[5].

Diversos bienes, en concreto los bienes considerados de inversión, no se tienen en cuenta en el cómputo. Por ejemplo, no se incluyen los precios del mercado de la propiedad, así como otros bienes que, pese a no ser de consumo, tienen un impacto en nuestro nivel de vida. Las razones para no incluirlos son diversas y no pretendo discutirlas, pero nos permiten ver la relatividad de los indicadores que utilizamos, y la importancia de entender cómo se calculan.

La inflación no es más que el aumento de los precios, y pueden darse de tres formas: (i) por un aumento de la demanda, (ii) por una caída de la oferta, o bien (iii) por un incremento del dinero en circulación.

Así, y una vez establecido qué es la inflación y cómo la medimos, podemos pasar a discutir sus causas concretas. De manera simplificada, la inflación no es más que el aumento de los precios, y estos pueden aumentar principalmente de tres formas: (i) por un aumento de la demanda, (ii) por una caída de la oferta, o bien (iii) por un incremento del dinero en circulación.

La inflación más habitual es la de la demanda, la cual se produce cuando los consumidores, por un aumento general de sus ingresos, normalmente en periodos de crecimiento económico, consumen más, lo cual incentiva a los productores a incrementar sus precios. Es aquí donde entran en juego los bancos centrales: su principal misión es el mantenimiento de la inflación bajo control y, para ello, su principal herramienta son las tasas de interés. Estas son, en esencia, el precio al cual empresas y bancos pueden pedir préstamos al banco central. La teoría moderna nos dice que, si encarecemos estos precios, los bancos y empresas pedirán menos préstamos, lo cual incentivará que bajen salarios y reduzcan plantillas, y en consecuencia la gente pueda comprar menos, lo cual incentive una bajada de precios.

Esta situación, si bien muy lógica en la teoría, no se da exactamente en la práctica. Lo cierto es que los precios no siempre se comportan de forma racional, como las burbujas especulativas demuestran, y no siempre encuentran su explicación en la demanda. Hay un segundo tipo de inflación que es a menudo pasada por alto: la inflación proveniente de la oferta. Los precios no solo aumentan por una inyección de dinero en la economía o por un aumento de la demanda, sino también por una reducción de la oferta. La explicación, de nuevo, es la misma: menor oferta comporta mayor demanda por la misma cantidad y un mayor precio. No obstante, esta oferta reducida no siempre encuentra su explicación en motivos puramente “naturales”.

Si bien es cierto que puede producirse por fenómenos fuera de nuestro control, como un desastre natural, también puede producirse de forma puramente artificial. Un claro ejemplo de ello es la Crisis del Petróleo de 1973. Esta crisis comenzó con la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la cual es en esencia un cártel que actualmente controla alrededor del 43% de la producción mundial y el 81% de las reservas[6]. La OPEP nació en la década de los 60 a la vez que el mundo occidental consumía más petróleo que nunca. Se calcula que en 1975 con tan solo un 6% de la población mundial, Estados Unidos consumía el 33% de la energía de todo el mundo. Fue en este contexto de una creciente dependencia y de una guerra entre Israel y una coalición de países árabes, que estos decidieron, como protesta por el apoyo occidental al estado israelí, iniciar un embargo de petróleo.

La “estanflación” dejó atónitos a los economistas; hasta ese momento se entendía que los precios aumentaban a razón de un aumento de los ingresos, ya fuese por crecimiento económico o bien por mayor dinero en circulación.

Este embargo generó un descenso inmediato de la oferta, y los efectos no tardaron en hacerse notar en una economía totalmente dependiente del petróleo: aumento súbito de los precios, incremento del paro, destrucción de cientos de miles de empleos, cierre de miles de empresas y una caída de los mercados financieros. Sin embargo, lo que dejó atónitos a los economistas fue que a la vez que aumentaba el paro y la gente tenía menos ingresos, los precios seguían aumentando. Esto es lo que hoy en día denominamos “estanflación”, y sorprendió porque hasta ese momento se entendía que los precios aumentaban a razón de un aumento de los ingresos, ya fuese por crecimiento económico o bien por mayor dinero en circulación.

Así, y de forma similar, en 2020 se produce una pandemia mundial sin precedentes que obliga a muchos estados a iniciar medidas de confinamiento en todo el mundo. Esto genera que las cadenas de suministro mundiales se detengan abruptamente, especialmente en el principal productor industrial mundial y también origen de la propia pandemia: China. No es de extrañar, entonces que, tras esta crisis de suministro y la consiguiente inyección de dinero público por parte de los estados para evitar la recesión por el parón de la pandemia, los precios hayan aumentado tan significativamente.

Así, y una vez entendidas las causas de la inflación actual, ¿Cómo podemos solucionarla? Dado que ya hemos determinado que se trata de una crisis de la oferta, las medidas tradicionales que mencionamos de aumentar las tasas de interés no servirían, o al menos no completamente. Esto limita bastante a los bancos centrales, pues la solución no es puramente económica, sino política también, y no depende únicamente de ellos. Restablecer las cadenas de suministro, asegurar que no haya un aumento artificial de los precios entre los productores que tratan de aprovechar la coyuntura, limitar los precios en ciertos sectores y asegurar el poder de compra de las familias más vulnerables, así como potenciar fuentes de energía más sostenibles, son solo algunas de las posibilidades. Esta crisis está siendo un duro golpe para muchos, pero es también una oportunidad de repensar nuestra sociedad, y hacerla mejor para todos.

 


 

Alex Torres és estudiant del Doble Grau de Dret i Economia a la Universitat Pompeu Fabra. Actualment és delegat del seu curs i voluntari d’Amnistia Internacional, entre d’altres associacions. Forma part de deba-t.org des de març de 2023.

 

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[1] Definición del Banco Central Europeo (BCE). Disponible en https://www.ecb.europa.eu/ecb/educational/explainers/tell-me-more/html/what_is_inflation.es.html

[2] Misión del ECB. Disponible en https://www.ecb.europa.eu/ecb/orga/escb/ecb-mission/html/index.en.html

[3] Definición de Economipedia. Disponible en https://economipedia.com/definiciones/ipc-indice-precios-al-consumo.html

[4] Datos de World Data. Disponible en https://www.worlddata.info/america/usa/inflation-rates.php

[5] Datos de Apartment List. Disponible en https://www.apartmentlist.com/research/rent-growth-since-1960

[6] Datos de Wikipedia. Disponible en https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_del_petróleo_de_1973