editorial publicada originalmente en catalán en la edición impresa de deba-t.doc

Han pasado poco más de seis meses desde que editáramos nuestra edición piloto. Por aquél entonces, Josep Piqué, presidente de Vueling, ya advertía en la entrevista que le hacíamos, cómo iban a ser los próximos meses para nuestro país: reforma laboral, toque de atención de diferentes organismos internacionales a nuestro Gobierno, cambio estratégico en la política de Zapatero…

Mientras tanto, en nuestro “Cara a Cara”, el director de la Fundación IDEAS, Carlos Mulas Granados, proponía una interesante reforma del modelo productivo sobre la que pocas cosas se han oído… ¡Parece que sus compañeros del PSOE no han hecho mucho caso! Y, al otro lado, el secretario General de FAES, Jaime García Legaz, reflexionaba en nuestra revista sobre algunas cuestiones que su partido no ha querido poner encima de la mesa… En este caso, parece que en el PP han preferido aprovechar la difícil situación por la que pasamos y hacer sangre con ello.

Han pasado unos meses que, de algún modo, han marcado el futuro más inmediato de nuestro país. Hemos vivido momentos de incertidumbre que, si no hubieran sido resueltos por la responsabilidad que algunos visualizamos en Duran i Lleida (uno de nuestros primeros conferenciantes), podrían haber frustrado las aspiraciones que tenemos como potencia…

“También se ha producido algo que, probablemente, marque un antes y un después en las relaciones entre Catalunya y el resto del Estado”

Sin embargo, hay algo que no ha cambiado. Pese a que en este tiempo también se ha producido algo que, probablemente, marque un antes y un después en las relaciones entre Catalunya y el resto del Estado (me refiero a la irresponsable sentencia del Tribunal Constitucional con respecto al Estatut), hay cuestiones que, pase el tiempo que pase, siguen en la misma situación.

En marzo, proponíamos, tímidamente, abrir un debate sobre la legalización de las drogas… Denunciábamos que la actual legislación internacional se ha demostrado ineficaz en la lucha contra el narcotráfico, hablábamos de la necesidad de la educación responsable en el consumo… Hablábamos también de la estigmatización derivada del uso de algunas drogas, socialmente aceptadas en otros países, y de la excesiva condescendencia que hay con las que estamos más familiarizados (nadie se escandaliza cuando en alguna tertulia política acompañan sus discusiones con alguna que otra copa de vino, que acaba por emborrachar al personal).

Hablábamos, en el fondo, de la necesidad de abrir un debate que tendría como fin último la desaparición de un mercado negro, que día tras día, acaba con más vidas como consecuencia del tráfico ilegal y de la lucha entre mafias, que por el consumo de unas sustancias sobre las que, en el fondo, poco se sabe.

“Ha sido necesario que hable Felipe González sobre la legalización internacional de las drogas para reabrir un debate que acabaría con la marginalidad, la delincuencia y la muerte”

Ha sido necesario que alguien como Felipe González hable sin complejos y sin temer la impopularidad de sus palabras, para que se reabra un debate (si es que algún día existió) sobre cómo acabar con un mercado negro que, como todos, lleva asociado consigo marginalidad, delincuencia y muerte, a través de la legalización internacional de las drogas.

Hace poco más de diez años la ONU se marcó como objetivos para este milenio acabar con la pobreza o con el hambre… Y poco se ha avanzado. Han pasado diez años desde que la ONU alertara sobre la necesidad de redoblar sus esfuerzos para acabar con el narcotráfico y seguimos constatando que la actual legislación es ineficaz. En este punto, por tanto, nada ha cambiado.

No estamos hablando de popularizar las drogas. ¡En absoluto! Estamos constatando que hay problemas que siguen sin resolverse, bien por el miedo que produce enfrentarse a la realidad, por cuestiones morales, por disponer de una información sesgada o por intereses económicos.

“El periódico The Guardian, Mario Vargas Llosa, y multitud de think tanks y ONG’s también reclaman un cambio en la legislación”

Por suerte, periódicos como The Guardian empiezan a plantearse la misma cuestión. Afortunadamente, las palabras de González han servido para que otras personas en nuestro país hayan salido en defensa de la necesidad de abordar este tema. Ya no son solo unos personajes pintorescos, pero sabios, como Fernando Sánchez Dragó o Antonio Escohotado, quiénes proponen resolver esta lacra mediante la combinación de libertad y educación.

Los periodistas Ignacio Escolar o Maria Antonia Iglesias, la catedrática Montserrat Nebrera, la ex comisaria europea Emma Bonino, el escritor Mario Vargas Llosa, varios think tanks como el Cato Institute o el Centro Internacional de Ciencia en Políticas de Drogas, así como multitud de ONG’S como la International AIDS Society… La lista podría completarse con instituciones y personas de diferentes edades e ideologías, pero todas ellas, convencidas de la necesidad de acabar con el narcotráfico mediante la liberalización del mercado de las drogas.

Y, en este sentido, diez años después de que la ONU se recordara a sí misma la necesidad de acabar con el narcotráfico, y aprovechando que la coyuntura es favorable para tratar el tema, reclamamos a nuestros gobernantes estar dispuestos a dialogar. A nadie debe asustar la reflexión… Sobre todo en un debate que, llevado con rigor académico, responsabilidad social, y tolerancia en la discusión de ideas, puede solucionar uno de los problemas (y uno de los mercados negros) que más fuerza tiene para condicionar nuestro futuro.