Hoy les contaré algo que me pasó, algo real. Increíble pero real. El pasado martes me dirigí a una entidad bancaria donde, afortunadamente, tenía algunos ahorros que quería rentabilizar. Pensé, en un primer momento, que la mejor solución era un depósito. Ahora los hay muchos, y buenos. Ya saben ustedes que los bancos, ahora mismo, van, como se dice coloquialmente, caninos. En resumen, buscan liquidez debajo de las piedras.

Lo que no era ninguna noticia para mi es que el banco donde tenía mis ahorros tenía unos depósitos que no me interesaban. Su rentabilidad, comparada con otras entidades, era irrisoria. Y, lógicamente, por cosas estas del mercado, me quería ir al mejor postor. Le comenté al banquero que esos ahorros irían a otra entidad. Frunció el ceño. Y dijo: “Aquí tenemos depósitos que le interesan, ¿seguro que se quiere ir a otra entidad?” Sí, contesté. Frunció el ceño, otra vez.

Después de darme la lata cual niño insistiendo que le des el caramelo, vió que sus intentos eran estériles. Lo tenía muy claro. Me quería ir, y punto. No obstante, sacó de el conejo de su chistera.

“Bueno, si quiere le puedo ofrecer algo que supera la rentabilidad de todos los depósitos”. Evidentmente, pregunté el qué. “Compre letras del Tesoro”. Sinceramente, sabía que la deuda estaba mal, que existía algo llamado prima de riesgo, que había un mercado secundario pero, al fin y al cabo, nunca habría pensado que yo pudiera ser ese mercado tan salvaje y negro. Nunca pensé que podía ser “los mercados” (así en plural da más miedo).

El banquero me explicó el procedimiento, o sea, el cómo y el qué. También me explicó -y por eso se sacó el conejo de la chistera- que el banco cobraba una pequeña comisión (0,15% creo recordar) (mejor que nada, ¿verdad?). Sonaba interesante y, a la vez, tentador. No lo voy a negar. Llegó el momento de oro en el que me comentó: “Bueno, joven, ya sabes que se adjudica mediante subasta y, por lo tanto, tienes que decir un % de interés.”. Dilema. Y de los gordos.

¿Qué hago; pido un interés bajo o similar al de los depósitos (3,75-4%) o, sensu contrario, intento sacar mayor rentabilidad (5,11% aprox)? Tenía muy claro que la mayor rentabilidad supondría, per se, aprovecharme de la situación nacional y yo, hombre de izquierdas (o eso creo) que me quejaba por los recortes, no podía optar por la rentabilidad. El sentido patriótico me inundó. “Venga, déjate de depósitos y haz un señal de país”. Iluso. Responsable pero iluso. Y le comenté: “Pues pida un 3,25%”. Y como se deben imaginar, el banquero frunció, de nuevo, su ceño. “Pide más, puedes sacar más”, me comentó el banquero.

Cuando oí esas palabras del banquero le dije que me lo pensé mejor y que ya no me interesaba. Primero, ¿quién era él para indicarme el % que debía o no, pedir? Y luego, ¿Cómo tiene el valor de insistir a los clientes de sacar una mayor rentabilidad a costa del Estado?.

¿Sabéis lo más grave? Era una entidad que ha pedido prestado (y mucho) al FROB …